Porque si tenemos que quedarnos donde nos cuiden, lo primero que tenemos que hacer es dejar cuidada nuestra propia jaula. Aquella donde nos refugiamos en las noches oscuras. Aquella que curamos con nuestros mejores momentos. Aquella que es muy fácil destrozar y que vengan, de fuera, a (des)armar nuestro desastre. Que aquí nos tenemos querer demasiado bien, para que alguien pueda llegar a hacerlo. Que tenemos que cuidar nuestra casa, simplemente para que no vengan a romperla en mil pedazos, aunque a veces, ocurra. Tengo claro en qué voy a invertir, aunque arriesgue demasiado, cada uno de mis latidos. Yo, tengo puesto un cartel en la entrada que dice "Deja todo como te lo has encontrado, y por favor, quítate las zapatillas al entrar. Gracias y Bienvenido a mi Chernóbil".
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