Cuando
normalizas el cargarla una y otra vez, al final se te hace raro no hacerlo. Que
lo utilizamos como sal para seguir sangrando y no olvidarnos de lo que hemos
perdido. Que somos de curarnos las heridas con sal y tequila. Aunque echemos
más tequila que sal. Siempre dices que eres un desastre. Que encuentras tu
orden dentro del ojo de tu propio huracán. Ese que desatas cuando sales por la
puerta. Y para mi desastre o no, eres como ellos, natural e impredecible. Todos
esos miedos que tienes los quiero transformar en mariposas. Que vamos a
desnudar todos esos nudos que tienes en tu cabeza. Que cuando los veas venir de
frente los sacudas fuerte, y los hagas estallar, con ganas. Esas que le pones
cuando bailas en el estribillo de tu canción favorita. Que vibres con cada
suspiro. Que eres el estribillo de tus canciones favoritas, y por esa razón,
quiero que todo lo vivas con esas ganas, porque no estamos para quedarnos con
ellas.
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