Nadie es como tú y ese es tu poder. Tú que rompes con la rutina con un "Quedamos" y mi sed a tragos. Que has nacido para conseguir todo aquello que te propongas. Tú acostumbrada a que te echen a los leones y a liderar la manada. Que te pasas el día saltando por los pasos de cebra, y por eso, dices que eres la reina de las rayadas. Que curas las heridas con tequila y sal. Que lo que tuvo que pasar pasó y que no conseguirlo, no es sinónimo de desastre, que para desastre, todo aquello que no se ha intentado por miedo a fracasar. Más vale un corazón con cicatrices, que uno pulcro que da lecciones. Que detrás de esa gran sonrisa pícara, hay una historia de guerra, y yo que estoy acostumbrado a ella, se diferenciar que la has sacado a base de desastres, de hostias y de mentiras. Kamikaze del amor de contrabando, arriesgando tu cuello por una nueva desilusión. Que nos pasamos la vida imaginando para sacar toda la magia que contiene esa palabra, porque muerto el `pero´ comienza esta. Eres el lugar perfecto al que ir cuando necesitamos estar con alguien, en silencio, porque muchas veces no necesitamos un consejo, simplemente alguien que nos escuche mientras nos abrimos. Yo siempre te digo que solo quiero que me conozcas bien, como las canciones de tu grupo favorito. Demostrar que es fácil besar en París, cuando todo va bien, pero aquí buscamos alguien que nos ame en Vietnam, cuando el Vietcong, en forma de problemas, viene a por nosotros. Somos uno contra ellos, y por eso quizás, tenemos el corazón demasiado tiempo en el taller. Y allí, lo dejamos cada fin de semana para añadir un nuevo tatuaje, una nueva cicatriz. Y quizás, yo tengo tantas, como ganas de verte (a ti).
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