sábado, 15 de febrero de 2020

UTOPÍA


Dónde consideramos que está el límite entre la verdad y la mentira, si somos capaces de engañarnos (a nosotros) por una utopía que nos daña. Que en el fondo de nuestros abrazos dejamos un mensaje, con eso de que "cada uno se engaña con la mentira que más le gusta". Que el bien y el mal de nuestras acciones no las dirige el Karma, que esa excusa ya la tenemos muy machacada, que nuestras acciones recaen en nosotros. Que no podemos culpar a la piedra de lo que nos pasa por gilipollas (por decimocuarta vez). Que nos hemos hecho amantes del precipicio, y lo demostramos, dejando el paracaídas cada vez que salimos. Que ya sabes que yo no soy fanático del quizás, de estar en medio, que a mí o blanco o negro. Que no sé eso de sentir a medias. O fuego o hielo.  Que cada sábado salgo con la intención de quemarme en un nuevo infierno, para llenar mi espalda de tatuajes y arañazos. Estamos en una etapa influenciada por el amor de garrafón, aquel que nos encontramos en cualquiera de las esquinas de nuestra ciudad, en forma de historia de instagram. Esa que dijimos hacer nuestra, y que lo único que nos trae son mañanas de ibuprofeno. Solemos olvidar que la línea fina que separa nuestro bien y nuestro mal, es tan fina, que al final nos abandonamos a nosotros, de quiénes somos, y por eso, nos fallamos. Así que vamos a querernos bien, con ganas, que el resto ya vendrá. 

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