Qué guapa estás cuando dices “basta” a todo aquello que te aprieta. Cuando acabas con las imposibilidades de la palabra imposible.
(Nos) Hemos perdido tantas veces que tenemos complejo de villano. Tan de nosotros decir que no volveremos a caer, de lanzamos, sin cuerda, sin paracaídas, sin miedo a la derrota. Y ahí estamos, cayendo a una velocidad endiablada, disfrutando de ella, disfrutando del vértigo que nos genera. Ese vértigo, que nos da la vida, duela o no. Que estoy ante la bala, con forma de sonrisa, que me da la vida. La bala que disparaste desde la barra de aquel bar, y que me llegó a lo más profundo de mi cabeza, tejiendo tras de sí, todos los rotos que tenía en ella. Eres la antítesis de todo aquello por lo que fuiste creada. Que eres la bala que repara todas las heridas. Siempre te digo que tengo tantas cicatrices como ganas de verte (a ti). Que los finales no siempre traen tras de sí algo malo. Que hay finales que son comienzos. Que quiero que el fin del verano, y del mundo, nos pillen gozando (juntos). Y eso era un plan de verano que no me esperaba.
Olvidó como frenar y comenzó a vivir (intensamente) sin prisa, y que pase lo que tenga que pasar.
Ella dice que es la bala hecha a la medida de mi cabeza, y yo le digo «dispara». Que no quiero que sea una resaca de domingo más. que quiero que sea el fin de semana al completo. Que estoy a un beso de odiar el no ser gato, por eso de no poder pasar todas mis siete vidas a su lado. "Te advierto que te partiré el corazón" -me dijo después - sin saber que yo lo tengo roto, también. Así que, le pedí que continuase, que la última de las vidas que tengo en la recámara, quiero que me la reviente en la cama. Que aunque diga que es un puto desastre siempre le diré que la mayor parte de las maravillas del mundo viene tras uno. Que estamos para romper camas no para ser quebraderos de cabeza, y todos los nudos que tiene en la cabeza, los vamos a desnudar sin prisas. No estamos aquí para ser uno más, hemos venido a ser la jodida revolución que altere su sistema.
Que siempre tiras piedras hacia tu propio tejado. Que evitas ver el duende que tienes, y aunque no lo creas, de eso tienes un rato. Tú que eres un huracán cosido a base de desastres y naufragios, vas arrasando por las métricas de nuestras vidas. Que has construido una montaña con todas las mentiras que te han soltado. Una botella con todos esos te quieros que han caído en saco roto. Quiero que sepas que somos el álgebra del desastre. Que somos lienzos creados a base de momentos. Que por eso te digo que todo lo que somos lo desprendemos en nuestras noches de sábado, cuando estamos levantando aquella gran mentira que es decir, que esta, será la última ronda. Que aunque no lo pidamos existen personas que no aprecian nuestro arte, ese que intentas tapar y sacar en tus líneas. Lo más importante es rodearse de gente que nos enriquecen con arte y hacen que vivamos los verbos con -arte. Así que cuando digas que no puedes, que no eres buena, mírate en el espejo con los ojos de todos aquellos que te queremos, bien.
Eres la chica del corazón enorme, de los ojos color café, y de la mirada repleta de cafeína.
¿Te imaginas que Alicia no hubiese perseguido al Conejo Blanco? Pues lo mismo pasa con tus miedos. Arriésgate
La fuerza de atracción aumenta al reducir la distancia entre (nuestros) cuerpos.
Años luz. Viajar por nuestro espacio. Tumbados en los anillos de Saturno viendo atardecer. Sintiendo la gravedad de nuestros cuerpos. Sintiendo la galaxia de Andrómeda aproximándose a nosotros. Que soy el primero en contar cada uno de tus lunares, y en querer quedarse en ellos. Haciendo mi teoría del todo. No me equivoqué al decir que desde mi espacio se veía Andrómeda en tus ojos. Aquella que se aproxima al recitar por tu boca los versos que me das. Que sé que te cuesta reconocerlo, pero muchas veces estás más bonita de lo habitual, aunque tú no lo veas, luchando contra tus miedos e inseguridades. Que como Venecia, construiste tu ciudad aprovechando la devastación, haciendo de ella tu hermoso caos. Que J-Ax tiene razón cuando dice que el primer amor dura lo mismo que una estrella, porque este no dura toda la vida, pero la cambia para siempre.
Vamos a desnudar todos esos nudos que tienes en tu cabeza, para que no los vuelvas a sentir en la garganta y que te impiden soltar todo aquello que sientes. Que estás harta de los "para siempre" vacíos de poder. Que no podemos prometer algo que no podemos controlar. Y ya estamos hartos. Que este comienzo de año se me está haciendo demasiado cuesta arriba. Que estoy cansado de esperar aquello que no llega. Que no puedo con todo, y eso no es un problema. Que quiero que me rompas la cama y los esquemas, que mi corazón ya está en la lona hecho trizas. Dame la tregua que me falta cuando llevo demasiadas guerras. Que me hagas el amor en tiempos de guerra. Este año quiero quemar lo que queda de la última de mis siete vidas contigo. Estamos juntos contra el problema, y esa es la solución. Que eres mi Roma, y todo es porque todos mis caminos me conducen a ti.
Dejé de mirar al cielo cuando comprendí que besándote lo estaba tocando. Que adoro esa adrenalina atravesando mis venas y recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. El mismo sentimiento que tenemos de pequeños al soplar dientes de león, viendo como se esparcen por el espacio, ese mismo que ocupan nuestros labios. Nuestro Espacio. Nuestro universo.
Ella solo quiere serle fiel al viento, pues es el único que se queda acariciándole sus cicatrices.
¿Y si tú crees que no, pero si? La de sueños que se nos habrán escapado por cerrar los ojos al pasar, por agachar nuestra cabeza al ver otra oportunidad perdida. Al no dar el salto para lanzarte al vacío, aunque pierdas, aunque hubieses podido ganar, pero que no es así, por no haber saltado. Hoy brindamos por un año que todos estamos deseando pasar. Que cuando nos levantamos con el pie izquierdo de la cama ese día ya nada ni nadie nos lo cambia, y creo que eso nos ha pasado este año. Un año que hemos perdido a muchas personas que están a nuestro lado, y sobre todo la oportunidad de pasar un año más junto a los nuestros. Se me pasan miles de momentos, desde mi infancia hasta ahora, con los míos (los que siempre han estado, aplicarse el cuento el que no). Las rutas en bicicleta con mi abuelo. Las migas del 31 con toda la familia. Echo de menos las reuniones, los besos, los abrazos, el alcohol en mi garganta y no en mis manos. Quiero la unión que nos merecemos, pero que de manera inconsciente soltamos al hacer lo que nos viene en gana cuando no toca. Nos merecemos un 2021 cargado de momentos, de alegrías, pero sobre todo cargado de salud. Para quien lo lea. Feliz año, y ojalá que tanto tú como los tuyos sigáis bien.
